Jordi Jutglar, concejal de Los Verdes-Equo en Órgiva: “Utopía es creer que podemos seguir viviendo como vivimos”
A continuación reproducimos la entrevista realizada por el periódico IDEAL a nuestro concejal en Órgiva, en donde trabajarán desde la oposición, al gobierno en minoría del PSOE.
El 22-M hablaron las urnas. Victoria aplastante del PP y debacle socialista. Fue la lectura general. Luego cada cual hizo la suya. Los Verdes también tenían trabajo interpretativo. El bajón fue general en toda Andalucía, pero en la provincia de Granada ha quedado reducida a su mínima expresión: un concejal, en el Ayuntamiento de Órgiva. ¿Están Los Verdes en peligro de extinción? «Nada de eso», ataja Jordi Jutglar, la ‘rara avis’ verde en la jungla politica granadina. «Algunos nos llaman utópicos, pero la verdadera utopía es creer que podemos seguir viviendo como vivimos, con este nivel de consumo en un mundo que es finito y que se agota. Los Verdes son el único futuro posible, no hablo ya como formación política sino como actitud vital».
Sentado en su cortijo a las afueras de Órgiva, rodeado de limoneros y olivos centenarios, JordiJutglar achaca al ‘virus de la crisis’ la causa de esta caída en el panorama nacional del que solo se ha librado el PP. «Nuestro descenso de concejales es pasajero. Con la crisis, vivimos una si tuación de miedo, y con el miedo la gente tiende a acercarse a lo ya conocido, aunque eche pestes de ellos. Para castigar al que creemos culpable de todo, pues votamos a los otros conocidos; porque realmente solo hay dos, PSOE y PP».
Pese al bajón, en Orgiva han mantenido el concejal y además han crecido en votos, pocos pero han crecido: 201 en 2007 y 205 el pasado 22 de mayo. «Los cambios requieren tiempo, hay que hacerlos poco a poco. Las efervescencias no son duraderas. Estamos convencidos de que en Órgiva hay mucho voto ‘verde’ latente y, sobre todo, abstencionista», se ilusiona Jordi con una tesis adquirida con la experiencia de los cuatro años pasados por su compañero Juanjo como concejal en la ‘capital de laAlpujarra’. «Ha sido duro pero muy positiva y aleccionador. Hemos visto que muchas veces se actúa por intereses que nada tienen que ver con el interés de la ciudadanía, y nos sorprendió porque pensábamos que eso pasaba a otras escalas y no llegaba a la política municipal», lamenta, a la vez que también quiere apuntar los descubrimientos positivos de esa experiencia: «Una gran lección es que las cosas pueden cambiar, pero que los cambios tienen que ser graduales, y que sobre todo, lo que hay que fomentar son los cambios de actitudes en cada uno de nosotros».
Y ahora le ha tocado a él asumir el relevo como cabeza de una lista en la que también figura, cerrando simbólicamente el cartel, el escritor inglés Chris Stewart, autor del ‘best seller’‘Entre limones’, en el que narra sus desventuras cuando se mudó con su mujer a un cortijo de Órgiva. «Lo he leído, por supuesto. Un hombre que se ríe de sí mismo es admirable», asegura Jordi, quien también podría escribir un libro con sus experiencias.
Nacido en Vic en 1958, llegó en el año 2000 a la Alpujarra procedente de Escocia. Respondió a una demanda de empleo para la gerencia del Cortijo Romero, un centrb de «crecimiento personal» muy conocido en el Reino Unido y dedicado a liberar del estrés a los profesionales con una intensa vida laboral. No vino a ciegas. Durante una etapa en la que Jordi trabajó como viajante ya le echó el ojo a la zona. Me gustaba tanto que preparaba los viajes para que me coincidiera el fin de semana por aquí. Lo sopesamos mi mujer y yo, y nos decidimos. Ganarme la vida con un trabajo en el que creo y además en la Alpujarra... ¡Qué más se puede pedir!»
Y aquí llegaron Jordi, su mujer, de origen suizo, y un niño con nueve meses. Un año más tarde nacería la niña. No le costó adaptarse al ‘Catalán’, como le apodaron desde entonces en la zona. «Me agrada que me lo digan, nunca me he sentido discriminado por ser de fuera. Creo que aquí la gente es muy tolerante con el forastero, hay una experiencia de acogida que en pocos sitios he visto».
Seis años después de llegar, saltó del nido del Cortijo Romero y comenzó a depender de si mismo con el cultivo ecológico de sus tierras —olivos, cítricos y alguna hortaliza— y una casa rural que alquila y en la que imparte cursos de lengua española y reforestación. Los ingresos económicos mermaron, pero son suficientes en este entorno», reconoce satisfecho.
Y llegaron sus inquietudes políticas. ¿Por qué? «Pues porque uno viene aquí por el entorno natural, la calidad de vida, con la idea de que nuestros hijos crezcan en una sociedad saludable y tolerante... y ve que hay algunas deficiencias, muchos desafios y que el propio entorno natural corre peligro. Y me planteo que la crítica no es suficiente, hay que integrarse y aportar soluciones».
Dícho y hecho, se juntaron una serie de amigos y decidieron integrarse en Los Verdes «por afinidad con las ideas». En su programa, el refuerzo de los pilares básicos de la economía de la comarca: la agricultura, el turismo sostenible y unos servicios los acompañen. Y un especial hincapié en los jóvenes: Como padre me gustaría que mis hijos puedan echar raíces aquí. Nuestra juventud es el futuro y debe ser la prioridad política. Propondremos y apoyaremos proyectos encaminados a evitar que la juventud tenga que emigrar para buscarse la vida. Espacios de ocio, talleres, oficios nuevos que ofrecen las energías renovables, la bioconstrucción. ..»
Los orgiveños les han vuelto a dar un concejal. ¿A quién va a apoyar el día que se elija alcalde? La asamblea local de Los Verdes ha decidido que seamos independientes, sin alianzas con ningún otro partido», desvela Jordi. Con esta decisión no caben cábalas. El alcalde será nuevamente del PSOE, en mayoría si pacta con el PA. O en minoría, una opción del gusto de Jordi:
«Seria muy saludable para Órgiva y para cualquier ayuntamiento. Obliga a que haya que dialogar, valorar los proyectos... Potencialmente tiene una capacidad de incremento de la cultura democrática en todos los partidos», argumenta.
La cazuela de arroz integral le reclama a Jordi en los fogones. ((Y de segundo, ensalada con tofu, y salchichas suizas para los niños», des- vela el menú. En la sala de la vivienda, alimentada por energía solar fotovoltaica, se echa en falta la televisión. “No tenemos», confirma Jordi. “Si hay algún programa por el que tengamos especial interés, lo vemos por Internet en el ordenador, pero eso de tener una tele siempre encendida como uno más de la casa...»
—Y no le da pena perderse el sábado la final de la Champions?
—PerdérmeIa? Ya he dicho que si hay algo de especial interés lo vemos por Internet. 2-1 para el Barça.
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